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Cuando los recursos digitales no son suficientes

  • Jorge Toledo Ch.
  • 18 oct 2018
  • 4 Min. de lectura

En su momento fue el manual…en el mundo laboral cada vez que alguien preguntaba o tenía una duda sobre un procedimiento o una funcionalidad, existía otra persona que lo remitía a su lectura. Si se atrevía a señalar que no le quedaba claro, la respuesta del arquitecto de esa información (o la de su embajador de turno) no se hacía esperar: "lea bien… está todo ahí".

Con el desarrollo de herramientas TI orientadas a la capacitación (plataformas con recursos audiovisuales diversos), esa misma tendencia en equipos responsables de formación se reprodujo e incrementó. Muchos de ellos se niegan a comprender como es que, con tal batería de recursos e incentivos a la imaginación, todavía alguien permanezca sin entender lo que buscan comunicar.

Es que ayer y hoy, el problema de fondo parece ser el mismo: una exagerada confianza en la capacidad y superioridad del recurso de moda utilizado (en su última y mejorada versión), para imponerse por sobre cualquier cualquier contexto de aprendizaje.

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La fascinación con las virtudes de estas herramientas (rapidez, masificación y acceso casi ubicuo al conocimiento), generan a veces una actitud autocomplaciente y adormecen a quienes antes de pedir visitas, interacción y productividad en la red, debieran cumplir la misión primigenia de mirar y descubrir las pistas asociadas a cada proceso de aprendizaje.

“Tiene sus credenciales de acceso, por lo tanto, está a un paso de todo”, parecieran decirnos. La mediación para ese paso, sin embargo, no está necesariamente incluida.

Varios supuestos erróneos e invisibles sostienen esta actitud obnubilada con el medio de transmisión, y algo distanciada de las pulcritudes y cuidados que requiere la estructuración de contenidos y observación detallada de las audiencias.

Supuesto 1:

Como generador de información o divulgador de ella, estoy convencido de que logro traspasar a un documento escrito o audiovisual la información objetiva y real sobre un determinado tipo de conocimiento:

Mi respuesta tentativa: Lo que usted entrega es una interpretación del contenido y los procedimientos asociados por usted a dicho tipo de aprendizaje, no es la verdad absoluta. Tiene que ver con su proceso de ensayo y error, con su historial de logros y el de aquellos que ha tenido la oportunidad de apoyar. Quizás su experiencia (selectiva) le diga que acierta en el 99% de los casos, pero ella no constituye carta de posesión de la "ruta" para el aprendizaje de otras personas. El camino y huellas intencionales dejadas en el texto por usted no necesariamente serán adivinadas por otra persona. Aceptarlo y emprender una revisión crítica y abierta a la retroalimentación mejorará sin duda, la comunicabilidad e

del conocimiento que busca entregar.

Supuesto 2:

En materia de recursos online, cualquier documento o video mínimamente claro y bien estructurado, acompañado de un buen cuestionario, incrementa la posibilidad de desarrollar conocimiento y permite medir su avance.

Mi respuesta tentativa: ni lo uno ni lo otro. Es imposible negar el aporte de los test y cuestionarios como recursos valiosos de apoyo al proceso de aprendizaje. Sin embargo, muchos de ellos van dirigidos a la comprensión del contenido del texto y no contemplan la reflexión sobre el propio proceso de comprensión que el alumno realiza. De esta manera no sólo guían la reflexión del que aprende hacia la orientación de quienes construyen el test, sino que además invisibilizan la posibilidad de conocimiento emergente desde el propio alumno. Resultado evidente, es que he aprendido como el instructor quiere que ocurra, independientemente que me haga sentido y tenga utilidad para mí. Adicionalmente habría que preguntarse ¿cómo el instructor o facilitador aprende e incorpora nuevas perspectivas, si sus instrumentos están evaluando la adscripción a su propio modelo?

Supuesto 3:

Recursos como los videos y manuales, son a la larga más prácticos que cualquier tipo de capacitación: quitan menos tiempo, porque son fácilmente accesibles en y siempre están ahí para ser consultados cuando yo lo requiera.

Mi respuesta tentativa: Muchas organizaciones generan material de apoyo cuya ruta no es fácilmente rastreable y en muchos casos cuando lo es, no es conocida por todos quienes puedan necesitarla. Ello conlleva a que muchas personas no los consulten por evitar perder tiempo y terminen explorando por si mismos o preguntando a sus colegas o quien crean que conoce del tema. Ello conlleva una pérdida de tiempo igual o mayor que la que se buscaba evitar y sin garantía de éxito.

Agréguese a lo anterior, que cuando no existe una cultura asociada al desarrollo de hábitos para la gestión de la información, dichos recursos terminan siendo una posibilidad de ayuda subutilizada.

Una tarea fundamental cuando se desarrollan estrategias de adopción es empoderar a los usuarios presencialmente, en prácticas asociadas a la consulta de recursos y en familiarizarlos con la lógica de uso de cada uno de los recursos disponibles.

Supuesto 4:

No existe persona que no se motive con estas herramientas TI, que por su formato son ágiles y entretenidas.

Mi respuesta tentativa: A todos nos gustan los recursos de aprendizaje que nos acercan más al descubrimiento de manera sencilla, lúdica, agradable y con bajo nivel de estrés. Sin embargo, detrás de dicho supuesto se esconde la generalización de lo que se considera entretenido o motivador. Esto hace que se insista en ocupar las mismas fórmulas que triunfaron con un grupo de personas X en un contexto determinado, para estimular el aprendizaje de otro conjunto de personas Y en un ambiente diferente. Lo que es divertido y desafiante para usted, puede ser un obstáculo a la concentración, una roca en el camino para alguien más que también emprende un viaje hacia la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos. Una estrategia de capacitación efectiva debe considerar un diagnóstico pormenorizado de los estilos de aprendizajes preferidos en un grupo y en una organización, con ese antecedente más las construcciones de un historial de lecciones aprendidas, puede desarrollarse un plan de capacitación que permita definir y orientar un conjunto de recursos que sean útiles, valiosos y significativos para los públicos que buscamos apoyar. Dicho camino significa una disciplinada apuesta a la comunicación de doble vía.


 
 
 

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